Diario de a bordo, Travesía 93/ "WOLFGANG"
Querido Diario:
Este conmovido Navegante debe confesar que ya
ha presenciado la comedia española que está emocionando a mucha gente, “Wolfgang”.
A la hora de abordar
un tema del que se pretende concienciar al público generalista, son muchos los
cineastas que intentan hacerlo no desde el realismo dramático sino desde un
humor tierno y bienintencionado. La
recién estrenada “Wolfgang” pertenece
a este último subgénero de películas, en las que el mensaje se transmite con
toda la sutileza y optimismo posibles. El
Wolfgang de esta película española es un niño de diez años afectado de autismo
(o síndrome de Asperger, como luego comentaremos), con altísimas capacidades
para el arte, sobre todo la música, pero múltiples dificultades para
relacionarse. Al fallecer su madre, se
ve obligado a irse a vivir con su padre, al que no conocía y al que empieza a
despreciar nada más verle…
Ya el propio título
de la película nos da una idea de lo que podemos esperar de ella. En un alarde de originalidad, a un niño
prodigio que toca el piano le han llamado “Wolfgang”, y es que “Amadeus”
ya estaba cogido. Como he dicho, se
trata de un muchacho aquejado de “síndrome de Asperger”, aunque son cada vez
más los diagnosticados bajo esta denominación que se niegan a ser definidos
como tales, ya que el médico austríaco que dio su apellido a la enfermedad,
Hans Asperger, fue simpatizante y colaborador de los más crueles científicos
nazis. Por lo tanto, nos referiremos a
Wolfgang simplemente como “autista”, y tengo que decir que su descripción entra
de lleno dentro de los tópicos cinematográficos sobre estas personas, tales
como “Rain Man”, “Siempre contigo” o la también española “El faro de las orcas”. Además, en “Wolfgang”, su director, Javier
Ruiz Caldera, viene del terreno de la comedia pura y dura (“Spanish Movie”, “Promoción fantasma”, “Anacleto,
agente secreto” o “Super López”)
y trata de equilibrar las risas y el llanto, sin renunciar a ninguno de
ellos. Los que hemos conocido de cerca
(muy de cerca) a personas autistas sabemos de sobra que la visión que
proporciona este film es bastante dulce y suavizada, y se rehúyen muchos de los
sufrimientos e incluso acoso que estos jóvenes experimentan cada día, pero
llama mucho la atención que, por si faltaba algo, al guiso se le añade un
ingrediente más: el suicidio. Cargar al
pobre Wolfgang con el peso culpable de que su madre fue incapaz de continuar
cuidándole se lo pone aún más difícil al joven aspirante a pianista, quien, por
suerte, sólo se encuentra a su paso a adultos bondadosos que se desviven por
ayudarle y proporcionarle cariño, algo, por desgracia, no muy verídico.
“Wolfgang” no es una mala película
(tampoco una muy buena, ¿para qué engañarnos?) pero cumple con su objetivo de
ponerle cara al autismo, por mucho que sea una cara tan edulcorada. Otra de las objeciones que le pongo es al
doblaje no muy satisfactorio, ya que la película se rodó originalmente en
catalán y posteriormente los propios intérpretes se han doblado a sí mismos
para la versión española, algo en lo que no están muy finos ni la veterana Angels Gonyalons ni la muy solicitada Anna Castillo, ni tampoco el niño
debutante Jordi Catalán. Los que más airosos salen son Miki Esparbé y un hilarante Berto Romero, a los que se suman los
divertidos cameos de Carlos Cuevas e
incluso el realizador Juan Antonio
Bayona. Todo es muy bonito cuando se
intenta inculcar un mensaje trascendental mediante abrazos y sonrisas.
Hasta aquí puedo
leer, mi querido Diario, y me despido hasta la siguiente entrada.
por
El Navegante
Comentarios
Publicar un comentario