Diario de a bordo, Travesía 122/ "ROOFMAN"

 


Querido Diario:

 

Este sustraído Navegante debe confesar que ya se ha subido y se ha bajado del tejado para seguirle la pista al simpático ladrón que encarna Channing Tatum en la película “Roofman”…

 

Algunas historias reales son más impactantes e inauditas que el más alocado guión cinematográfico.  Una de ellas la protagonizó en los Estados Unidos (¿dónde si no?) un ex-soldado llamado Jeffrey Manchester, que entre 1998 y 2005 se dedicó sistemáticamente a robar más de 60 establecimientos de McDonald’s, siendo arrestado y habiéndose escapado varias veces, y habiendo pasado seis meses viviendo oculto en una juguetería Toys ‘R’ Us.  Manchester, que accedía a los citados restaurantes de comida rápida practicando un agujero en el techo, muy pronto fue bautizado por la prensa y la policía como “Roofman”, o séase, “El hombre del tejado”.

 

A la hora de trasladar a la pantalla la increíble peripecia vital de Jeffrey Manchester, el que acabaría siendo el director de la película resultante, Derek Cianfrance, redactó un guión a cuatro manos junto con Kirt Gunn.  La antaño prestigiosa Miramax de los hermanos Weinstein se ocupa de la distribución internacional y Paramount, de actualidad por su interés en adquirir Warner Bros. en competencia con Netflix, es quien la exhibe en los Estados Unidos.  El reparto, que es un repartazo, incluye a Kirsten Dunst, Peter Dinklage, LaKeith Stanfield, Ben Mendelsohn, Tony Revolori y Juno Temple, siendo Channing Tatum quien encarna al protagonista.  Tatum es un actor al que claramente ha perjudicado su físico: alto, musculoso y atractivo pero no demasiado talentoso.  Además ha tendido a elegir películas en las que sus personajes no tenían mucha complejidad intelectual, como los de “Lobezno” (donde hacía un Gambito insoportablemente chulesco), “Infiltrados en clase”, “Magic Mike” o “El destino de Júpiter”.  Poca gente se lo ha tomado en serio, incluído yo, pero en “Roofman” realiza la mejor interpretación de su carrera.  Con todo, la película me parece excesivamente superficial y rocambolesca, por mucho que haya tras ella una serie de hechos reales contrastados.  Se trata de una cinta que se hace simpática, llena de buenas intenciones, con el amor y la redención intentando abrirse camino, pero al director se le va un poco la mano a la hora de equilibrar los ingredientes de la fórmula.  Hay demasiado azúcar, demasiado romance, demasiado cariño obtenido con demasiada facilidad, demasiado optimismo y demasiada luminosidad.

 

Roofman” se encuadra en ese mismo subgénero al que pertenecen las recientes “The Running Man” o “La deuda”, y que podríamos denominar como “Yo soy muy bueno pero no tuve otra alternativa que convertirme en criminal para mejorar la vida de mis seres queridos”.  Pues no, amigo, no cuela eso de que no había otras alternativas.  Claro que las hay.  Siempre.  No es necesario saquear McDonalds’s y encerrar a los empleados en un congelador sólo para comprarle a tu hija una bicicleta.  Si uno piensa que la única forma de que la gente le quiera es inundándolos a regalos adquiridos con dinero robado, de verdad que se merece pasar una buena temporada en la cárcel para ver si madura de una vez.

 

Hasta aquí puedo leer, mi querido Diario, y me despido hasta la siguiente entrada.


por

El Navegante

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