Un ático en Babel, Travesía 111/ "ELREGRESO DEL DR. JEKYLL Y MR. HYDE"
Queridos marineros, el gran Robert Louis Stevenson ha vuelto. Ante nuestro asombro no dejamos de leer y visionar remakes un tanto chuscos de su inmortal “El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde”, que más bien parecen una epopeya de revolucionarios de andar por casa.
Si en versiones
anteriores contemplábamos con estupefacción cómo virtuosos camaradas marxistas
se veían forzados a abandonar idílicos pisos proletarios por exclusivos chalets
en la sierra madrileña, no tardó en aparecer el inenarrable incidente del
otrora feminista comprometido y reivindicativo convertido ahora en un
irreconocible sobón y baboso incapaz de mantener su núcleo irradiador a una
distancia prudencial de cualquier compañera.
El último y preocupante suceso
ha sido la metamorfosis del incansable defensor de la educación pública,
siempre equipado con su sempiterna camiseta verde, en cliente acomodado de una
escuela privada a razón de 1.500 euros al mes en un país donde el sueldo más
frecuente son 15.500 euros brutos al año.
Ante el desconcierto
generalizado que ha cundido por semejante etiología, el más avezado estudioso
de dicha casuística ha dado con la clave: la pócima que transforma al benéfico
Jekyll adoctrinador de lo público, perseguidor del heteropatriarcado y voraz
lector de Chomsky en un desalmado capitalista y acosador Hyde es haberse
imbuido en la vida neoliberal, ese vampiro despiadado capaz de succionar hasta
el último rincón de tu esencia moral.
Así que, queridos
marineros, mucho cuidado con lo que ingerís en la barra de cualquier tasca o
pub por muy de confianza que sea el barman, porque uno puede entrar en un local
gritando el “Sí, se puede” envuelto en un pañuelo palestino y salir embutido en
un traje de Gucci con un ejemplar del The Wall Street Journal bajo el
brazo.
Comentarios
Publicar un comentario