Galerna a popa, Travesía 75/ "FALLO SISTÉMICO"

 

Queridos marineros, ¿está un sistema por encima de la sociedad a la que debe, presuntamente, servir o debe amoldarse ese sistema a las necesidades de la población para la que, en teoría, se diseñó? Lanzo esta pregunta, que a muchos les parecerá retórica, a raíz del enorme fallo sistémico que ha desenmascarado la terrible DANA que ha golpeado al Sureste español.

Cuando un desastre natural encuentra la parálisis institucional como respuesta dejando tras de sí un desolador panorama propio de un país tercermundista al tiempo que los gobiernos implicados continúan discutiendo de quién es tal o cuál competencia demuestra, más allá de la incapacidad o la miseria moral de los actores en juego, el descomunal boquete que supone para nuestra seguridad el carísimo e impagable estado de las autonomías.

Que alguien en este país se atreva mínimamente a cuestionar el sistema autonómico ya implica para el osado ciudadano ser tachado de fascista, franquista o cualquier otra letra escarlata en la España del bienquedismo y la corrección política como ocurre con otros temas tan vitales como la inmigración o la identidad de género. Terrible conclusión para una sociedad en teoría libre pero cada vez más raptada por su clase política y el gran Matrix político, social, económico, cultural y mediático que la sustenta y que actúa de privilegiada élite extractiva siempre dispuesta a apoyar a aquel que le da de comer. De manera muy generosa, por cierto.  

Más allá de los clientelares intereses creados, resulta obvio que la descentralización pergeñada en nuestra nación desde los años ochenta ha devenido en un calamitoso potaje que ni es centralista ni es federal (porque no olvidemos que el federalismo no puede ser asimétrico ni desigual) y que se va improvisando legislatura a legislatura en función de conseguir sumas parlamentarias con la finalidad de contentar a unos nacionalismos que, por definición, nunca se van a ver lo suficientemente satisfechos. Todo esto ante el pasotismo de una de las sociedades más fracasadas de Occidente; todo corazón como ha demostrado su respuesta solidaria y valiente ante el apocalipsis que ha azotado a sus conciudadanos pero irreflexiva, indolente y siempre fácil de manipular. Me temo que los españolitos de a pie, una vez más y esto es lo realmente desesperanzador, no van a ser el meteorito que extinga a ese dinosaurio mastodóntico, lento, torpe y con necesidad de engullir una cantidad ingente de recursos con la única finalidad de su propia existencia que es en lo que se han convertido las administraciones de nuestra querida España.

por 

El Catalejo Estrábico