Diario de a bordo, Travesía 66/ "BITELCHUS, BITELCHUS"

 


Querido Diario:

 

Este escarabajoso Navegante debe confesar que ya ha vuelto a rendirse a la desatada imaginación del incomparable Tim Burton en su regreso al inframundo de Bitelchús…

 

Cuando casi nadie le conocía, en 1988, un entonces joven Tim Burton cautivó al mundo con una disparatada visión del más allá, en la que un matrimonio de fantasmas recién fallecidos se veían obligados a contratar a un bio-exorcista para que expulsara a una insoportable familia de vivos que se habían instalado en su casa y no les dejaban descansar en paz.  La película fue todo un éxito gracias a su humor macabro y, sobre todo, a la fascinante puesta en escena que, de inmediato, encumbró a Tim Burton a lo más alto del Olimpo del Séptimo Arte, permitiéndole realizar las dos primeras películas de Batman y todo un universo cinematográfico y televisivo que le ha otorgado la vitola de CREADOR con mayúsculas.

 

Han pasado 36 años y, siguiendo la moda de intentar revitalizar viejas franquicias del pasado, Tim Burton ha cedido por fin a la tentación y se ha puesto de nuevo tras las cámaras para llevar a cabo la continuación de su primer gran éxito, que, muy imaginativamente, se titula “Bitelchús Bitelchus” (por cierto, nunca es tarde para recordar que Bitelchús es una españolización del original inglés “Beetlejuice”, que vendría a significar “Zumo de escarabajos”).  Junto a Burton, regresan algunos de los actores del film original, como Winona Ryder, Catherine O’Hara y, cómo no, el insustituible Michael Keaton, que interpreta de nuevo al alocado protagonista, aunque, de cara al gran público, uno de los principales reclamos es la presencia de Jenna Ortega, la actriz que protagonizó la serie “Miércoles”, también obra de Tim Burton.  Pero, una vez vista, ¿cuál es nuestro veredicto sobre “Bitelchús Bitelchús”?.

 

Bitelchús Bitelchús” es, en pocas palabras, más de lo mismo… aunque con menos chispa.  El esquema argumental vuelve a ser el ya conocido: el mundo de los muertos, habitado por fantasmas, y el de los vivos, en el que, todo hay que decirlo, la mayoría de sus habitantes parecen histéricos y estúpidos, vuelven a interrelacionarse, con el impresentable pero carismático Bitelchús haciendo de nexo de unión.  Aunque se agradece, y mucho, ver a Tim Burton en plena forma a la hora de explayarse visualmente como sólo el sabe, me pregunto cómo es posible que el guión sea tan mediocre, con subtramas mal desarrolladas y personajes mal descritos que pronuncian diálogos vulgares.  Apariciones como las de Willem Dafoe, Danny De Vito e incluso Monica Bellucci, que es la actual pareja de Burton, me parecen más bien innecesarias y, en su lugar, me hubiera gustado que se profundizase más en los personajes realmente interesantes, como Lydia, Astrid o el propio Bitelchús.  El deseo de abarcar mucho sin saber cómo apretar adecuadamente, ensombrece un poco esta secuela que, por otra parte, los muchos fans de la película original disfrutarán si se fijan en lo que tienen que fijarse: la estética y el humor negro y fantasmagórico.

 

Hasta aquí puedo leer, mi querido Diario, y me despido hasta la siguiente entrada.


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