Un ático en Babel, Travesía 63/ "TURBULENCIAS EUROPEAS"
Queridos marineros,
sopla por barlovento vientos de alta marejada que hacen crujir la vetusta y
renqueante nave europea, tan frágil y obsoleta como siempre altiva; haciendo
aguas a pesar de haber disparado durante décadas con pólvora del rey a base de
endeudamiento y gasto social narcotizante que no ha logrado derribar al
Leviatán del descontento ciudadano.
En cuanto a nuestra
ajada piel de toro, si antaño la podía cruzar una ardilla dando saltos de un
árbol a otro, hogaño la recorre, de urna en urna, una plaga de estos roedores
de larga cola al grito de “Se acabó la fiesta”.
Al igual que Kronos
devoraba a sus hijos sin piedad, el socialismo español se ha ido merendando uno
a uno a sus socios elección tras elección (con la curiosa excepción de la
chistorra batasuna) demostrando que, a diferencia de la novela de Mary Shelley,
en nuestra nación es Víctor Frankenstein Pérez-Castejón (alias “el puto amo”)
quien domina a su criatura a placer.
Son tiempos de aplicar
las matemáticas no euclidianas para concluir que todo el mundo, salvo la
profetizada debacle del sueño de una noche de verano anaranjada de Albert
Rivera, ha vencido en este asfixiante mes de junio continental. Empates
técnicos, remontadas y salvación de muebles en unas cuentas que, aplicadas a la
arcilla parisina, llevarían a proclamar a Zverev campeón de Roland Garros a
pesar de perder el quinto set. Y es que, en política, uno más uno son siete,
como predijo aquel intelectual que engatusaba a las jovencitas hace ya algunos
lustros.
Y la nave va, como diría uno de los últimos maestros del viejo continente, en medio de la zozobra provocada por chinos, rusos y norteamericanos. Tal vez sin rumbo, pero con el orgullo de haber sido la envidia del orbe durante demasiado tiempo.
por
El Grumete
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