Querido Diario, Travesía 62/ "BACK TO BLACK"

 


Querido Diario:

 

Este lisérgico Navegante debe confesar que ya ha compartido la breve pero ajetreada existencia de la cantante Amy Winehouse, que se nos narra en su película biográfica “Back To Black”.

 

Ya lo decíamos hace pocas semanas: se han puesto de moda las películas biográficas sobre músicos y cantantes.  En apenas seis años, hemos visto los biopics de Queen, Elton John, Whitney Houston, Bob Marley, Milli Vanilli o incluso Locomía, cada uno de ellos con diferentes enfoques, estilos y repercusión socio-cultural.  La última cantante en llegar a la pantalla es la londinense Amy Winehouse, que falleció muy joven, con apenas 27 años de edad, hace ahora 13 años.

 

Por desgracia para ella, a Amy Winehouse el gran público la recuerda más por su trágica existencia vivida entre todo tipo de sustancias (un saludo a Oscar Puente) que por su voz y sus canciones.  Lo cierto es que la muchacha se crió en un ambiente muy propicio para la música (en particular para el jazz, el swing y el soul) y desde muy joven comenzó a actuar en diversos clubs londinenses interpretando sus propias canciones, grabando su primer álbum a la edad de 20 años.  Nunca escondió su afición por el consumo de alcohol y las drogas llamadas “blandas”, pero, desde que conoció a su futuro marido Blake Fielder-Civil, inició una espiral autodestructiva en la que se hizo adicta a la heroína y, aun a pesar de realizar una tortuosa rehabilitación, recayó hasta el punto de no poder salir del pozo más profundo.  La nueva cinta que nos cuenta su historia se titula “Back To Black” (“De vuelta al negro”), como una de sus canciones más populares, y llega después de un documental llamado simplemente “Amy” que fue bastante más crudo y descarnado.

 

A los ojos de alguien que, como yo, apenas conocía a Amy Winehouse por sus tres o cuatro canciones más radiadas y, naturalmente, por sus frecuentes y ya casi risibles escándalos derivados de sus adicciones y su bulimia, “Back To Black” es una película correcta, que refleja la trayectoria vital de la intérprete sin eludir su dependencia del alcohol y las drogas.  Sin embargo, sus fans más acérrimos se quejan de que la película, que cuenta con el beneplácito explícito de Mitch Winehouse, su padre, está demasiado suavizada e incluso edulcorada, y de ahí derivan algunas malas críticas que está recibiendo.  Yo sólo puedo decir que la actriz que da vida a Amy, Marisa Abela, está extraordinaria y digna de Oscar, y que los secundarios Jack O’Connell (que hace de Blake, el marido heroinómano), Eddie Marsan (el padre) y Lesley Manville (la abuela Cynthia) cumplen con su papel e incluso la dirección de Sam Taylor-Johnson (muy denostada tras dirigir la adaptación de “Cincuenta sombras de Grey”) me pareció aceptable.  “Back To Black”, evidentemente, no es una gran película ni tampoco la biografía definitiva sobre una cantante, pero, en conjunto, la mezcla de música, drogas y alcohol me resultó equilibrada y muestra adecuadamente tanto la gloria como la decadencia de una estrella, ambas las dos caras de la misma moneda.

 

Hasta aquí puedo leer, mi querido Diario, y me despido hasta la siguiente entrada.

por

El Navegante


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