Un ático en Babel, Travesía 60/ "LA PACIENCIA DEL HAMSTER"

 

Queridos marineros, aunque la etiqueta haya sido puesta de manera involuntaria por los propios autores intelectuales (y pido perdón por denigrar de semejante manera este término), poca duda queda acerca de que no hay mejor nombre para describir el guirigay esperpéntico y surrealista perpetrado en Cataluña desde hace más de una década que el procés. Porque sólo un Kafka pasado de ratafía con hielo y pa amb tomaca sería capaz de parir un monstruo tan desconcertante como exasperante.      

Aún soportamos la pesada digestión electoral de los resultados del pasado 12 de mayo. No será porque los sufridos catalanes, pobres criaturas mías, no están más que acostumbrados a ser convocados a las urnas para elegir al personal del Parlament de Catalunya (seis veces en poco más de diez años). Al parecer, la voluntat del poble catalá no ha coincidido esta vez con la de sus aguerridos héroes de la tocata y fuga (en el maletero o a Suiza). Anda todo el mundo buscando una calculadora, a ser posible que aplique por descarte el tres per cent, mientras elucubra análisis voluntaristas sobre el fin de una pesadilla que, desde mi punto de vista, volverá a resucitar como los malos psichokillers de las películas de terror de serie B.             

Todavía recordamos, esteladas al aire, las performances a medio camino entre los desfiles norcoreanos y el éxtasis eurovisivo de la muchachada separatista cada diada con su camiseta conmemorativa del evento y su preceptivo lema: “Ahora es la hora”, “Vía libre”, “A punto”, “La diada del sí”, “Hagamos la república”, “Objetivo independencia”, “El deber de construir un futuro mejor, el derecho de ser independientes”, “Luchemos y ganemos la independencia”, “Volvamos para vencer: independencia”, “Por la independencia: vía fuera”. Avui paciencia i demá independencia, decía el padre de todo esto. Y esta bona gent ha mostrado sobradamente lo primero. Respecto a lo segundo, la mejor definición la soltó un mosso d´esquadra: “La Republica no existeix, idiota”.

por

El Grumete