Un ático en Babel, Travesía 56/ "EL CRACK DEMOGRÁFICO JAPONÉS"

 


Queridos marineros, si hace unos meses se produjo un acontecimiento, el sorpasso de India a China como país más poblado del planeta, que, aunque esperable, fue anunciado a bombo y platillo, en las últimas semanas se ha producido otro movimiento tectónico en la geopolítica mundial que ha pillado a todo el mundo con el pie cambiado y ha dado múltiples titulares en los rotativos de color salmón y de la prensa generalista: la caída de Japón del podio de potencias mundiales en beneficio de Alemania.

 

Y es que hacía muchas décadas que una economía europea no ocupaba la medalla de bronce dentro de la economía global. Cabe decir que este cambio de posiciones es más por demérito nipón que por mérito de los teutones, que no están precisamente en su mejor momento desde el punto de vista financiero y ya empiezan a ser tachados de “enfermo de Europa” como sucedió a principios de siglo.

 

La caída libre del Imperio de sol naciente bien podemos considerarla una sinopsis de lo que espera al mundo occidental y a la mayor parte de la aldea global. Todos los que peinamos canas todavía recordamos los años ochenta y noventa, auténtica época dorada del temido poderío económico japonés que tan bien reflejaron películas como “Sol naciente”. Un tiempo en el que el robusto yen era capaz de comprarlo todo merced a unas empresas tecnológicas que dominaban el orbe y que permitió al archipiélago asiático vivir de las rentas instalado en la segunda posición hasta que fue destronado por China en el año 2020.

 

Japón está experimentando en sus carnes lo que nos espera al resto en pocos años. Una pirámide demográfica absolutamente invertida que conduce a un envejecimiento galopante generando hechos tan curiosos como que se vendan más pañales de ancianos que de bebés y que hasta la terrorífica Yakuza no encuentre un relevo generacional y languidezca en los bajos fondos entre tatuados seniors llenos de arrugas y achaques.

 

Parece que China va a ser la próxima en verse en semejantes lides y empieza a no estar claro que pueda coronarse como primera potencia mundial. En las próximas décadas, otros países desfilaran por el mismo problema.

 

Y es que, queridos marineros, aunque la baja natalidad sea el elefante que nadie quiere ver en la habitación, a este paso el único destino de nuestro planeta es convertirse en un geriátrico mundial.

por

El Grumete


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