Un ático en Babel, Travesía 48/ AKADEMIA DE OKUPACION
Queridos marineros,
seguro que todos convendréis conmigo en que uno de los grandes males de nuestro
país es la titulitis. Ya sabéis, ese
sistema vírico que gangrena España y en el que lo importante no son los
conocimientos o habilidades que alguien muestre en una materia, que al fin y al
cabo es lo importante para ser productivo y competitivo, sino estar en posesión
de un pedazo de papel expedido por cualquier entidad que asegure que soy
titulado en una materia; aunque en realidad no sepa hacer la O con un canuto.
Siendo conscientes de
esta enfermedad endémica que azota nuestra ajada piel de toro y viendo el cariz
que está tomando este manicomio colectivo, a nadie debe extrañar la aparición
de la Akademia con K de kilo. Y no, queridos míos, no me estoy refiriendo a la
escuela filosófica fundada por Platón en los jardines de Academo fuera de los
muros de Atenas. Porque si Rafael tuviese que pintar a los miembros de esta
ilustre institución, la ubicaría en la Sevilla actual y no en la Atenas clásica
y en vez de desfilar por sus escalinatas Aristóteles, Pitágoras o Averroes, lo
harían Arsen Garibian el Ruso, el “Chiqui” o el mismísimo Antonio Tejado.
Porque, por muchos mares
que hayáis surcado, sólo en nuestra amada España encontraréis la pomposa
“oficina de okupación” que, haciendo gala de su nombre, no es otra cosa sino una
organización que ha llevado a cabo la okupación de unas naves pertenecientes al
ayuntamiento de Sevilla y sitas en un polígono industrial desde donde ahora se
ofrece formación reglada sobre cómo vivir de las propiedades del prójimo. Ojo,
como buen centro educativo donde se imparten talleres sobre cómo forzar una
cerradura o hacer enganches ilegales, nociones que todo buen okupa debe
manejar, la formación se oferta de forma presencial y también on line.
Así que si quieres ser un
okupa con papeles, acude a la Akademia. No descartes que esos créditos acaben
convalidándose en la mayor parte de universidades españolas o puntúen como
mérito en cualquier oposición pública. Quién sabe, a lo mejor es el aldabonazo
definitivo para iniciar una exitosa carrera profesional que te puede llevar
hasta el Consejo de Ministros.
por
El Grumete
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