Un ático en Babel, Travesía 45/ "VOTOS Y BÓTOX"
Queridos marineros, la vida, como
el inabarcable mar, está llena de sorpresas y paradojas desconcertantes. Una de
ellas se llama Rubén Wagensberg, un nuevo ejemplo de valentía contrastada en la
inagotable galería de héroes contemporáneos de la aguerrida nación catalana,
pródiga en maleteros ocupados, fugas a la carrera y esfínteres incontrolables.
El indomable Rubén, sin duda
hombre de poca fe como buen izquierdista que es, ha decidido no dar la mínima
oportunidad a la futura, necesaria y popularmente aclamada ley de amnistía que
Pedro el Libertador y sus secuaces están perpetrando en pos de la convivencia.
Wagensberg, al ser conocedor de que está siendo investigado por terrorismo por
su vinculación con la causa de Tsunami Democràtic, ha resuelto coger un avión e
ir a visitar a Suiza a su compañera de ERC Marta Rovira. Tantas han sido las prisas
de nuestro corajudo muchacho que se ha olvidado de renunciar a su acta de diputado
en el Parlament de Cataluña por la que percibe 80.500 euros anuales. Queridos marineros,
sed comprensivos como lo ha sido la vicepresidenta María Jesús Montero, que la
vida en la Confederación Helvética no es precisamente barata y de algo tendrá que
vivir esta aterrada criatura perseguida por la pérfida y prevaricadora España.
Entiendo la perplejidad que
expresa parte de la tripulación ante el hecho de que un alto cargo de Esquerra
acabe en una de las mecas del capitalismo global como es Suiza pero alguien
apellidado Wagensberg no terminaría de encajar en exceso en ubicaciones tan latinas
como Venezuela, Nicaragua o Cuba, por mucha afinidad que sienta por esas repúblicas
de libertad, igualitarismo y redistribución. Además, desde los tiempos de Florenci,
el abuelo del clan Pujol, es proverbial la conexión entre el país centroeuropeo
y los políticos catalanes; sin duda, atraídos por sus pistas de esquí y su
excelso chocolate.
Mientras, en nuestra querida piel
de toro podemos resumir la situación con el shakesperiano “Mucho ruido y pocas
nueces” aunque semejante vodevil bien merece el titular de “Pocos votos (los
amarrados por Sánchez) y mucho bótox (el exhibido por mi admirada
extorsionadora de diseño Miriam Nogueras).
por
El Grumete
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